[Absténganse de seguir leyendo los que “me acusan de enseñar patrimonio-lugares increíbles” semana sí y semana también. Lo de hoy es purita tentación... :-P]
Este post es para quienes me escriben sonsacándome las contraseñas secretas de los lugares que frecuentamos aquellos que tenemos la inmensa suerte de vivir en la costa vasca. Dejarte llevar por cada uno de estos escondrijos es saborear el tiempo entre deliciosa gastronomía, deportes de aventura, historias de marinos y un sinfín de planes que implican disfrutar de un patrimonio vibrante, reflejo de una gran riqueza cultural y social.
¿Estás preparado para disfrutar del ‘más rico’ del patrimonio inmaterial de la costa vasca:
el gastronómico ?
el gastronómico ?
Ya no se entiende el viajar sin probar las delicatessen de cada lugar. La experiencia no va de saciar nuestra hambre sino de hospitalidad, tradición y conversación.
Soy de las que piensa que ‘un rodaballo al año no hace daño’, por lo que siempre inauguro las vacaciones dándome un 'homenaje gastro' en Getaria (elijo el Mayflower, ¡adoro su terraza!).
Después, visita obligada al LUGAR más místico que he conocido jamás: la Basílica de San Ignacio de Loiola en Azpeitia. Esta Basílica forma parte del itinerario ‘Los Tres Templos’ (junto con la Basílica de Aránzazu y la Iglesia de La Antigua de Zumárraga), un recorrido que ofrece la muestra de tres estilos arquitectónicos pertenecientes a diferentes momentos históricos. Recomendabilísimo.
Si seguimos en 'plan morro fino’, ya en Mundaka (Bizkaia), frente a la playa de Laida, podemos disfrutar del arroz con bogavante ever en el restaurante Portuondo. Imprescindible subir a la Torre de Madariaga, además de por su acertada rehabilitación, para ALUCINAR con los 360º de la reserva de la Biosfera del Urdaibai.
Si tu estancia por estos lares coincide en fin de semana, al Puerto viejo de Algorta debes venir. Bebe y come lo que se te antoje de esas barras que están a rebosar, acertarás seguro. Lo importante aquí es charlar, brindar, reír, sentarse en la escaleras que llevan al barrio de pescadores... O al Karola Etxea, un coqueto restaurante donde yo celebro todo lo celebrable a base de la ‘corona de pulpo sobre puré de patata y boletus con huevo de gallina del corral’. Ay, la boca agua.
Y ya más 'de tiradillo', pero igual o más chulo, es ir a una cervecera (antiguos caseríos reconvertidos en restaurantes). Aquí la mesa la pones tú, el mantel es de papel... Ellos se encargan de facilitarte las JARRAS de cerveza, y el pollo asado con su ensalada y sus patatas. Y sus pimientitos verdes cuando es temporada.
Yo frecuento ‘El Molino’, una de las más conocidas y masificadas (el truco está en ir entre semana), porque el chuletón es de una CALIDAD/precio que nada tiene que envidiar a otros asadores más finolis.
Yo frecuento ‘El Molino’, una de las más conocidas y masificadas (el truco está en ir entre semana), porque el chuletón es de una CALIDAD/precio que nada tiene que envidiar a otros asadores más finolis.
Pero si lo que quieres es tener acceso a una sociedad gastronómica (algo así como un club solo para socios donde las cuadrillas se reúnen para cocinar, comer y sobremesear como si no hubiera un mañana): o te haces con un amigo que te invite o llamas a The Basque Way.
Noemí, quien lidera con mucha gracia y pasión esta empresa que mezcla experiencias turísticas con locales, ofrece la posibilidad de, ya no solo comer en la ‘Sociedad Arkugain’ (ubicada en la primera lonja de pescadores de Mutriku, s. XVIII), sino de cocinar y limpiar el pescado mientras Piper, el cocinero, exhibe las lechugas de su huerta o comparte su infancia como hijo de pescador.
Noemí, quien lidera con mucha gracia y pasión esta empresa que mezcla experiencias turísticas con locales, ofrece la posibilidad de, ya no solo comer en la ‘Sociedad Arkugain’ (ubicada en la primera lonja de pescadores de Mutriku, s. XVIII), sino de cocinar y limpiar el pescado mientras Piper, el cocinero, exhibe las lechugas de su huerta o comparte su infancia como hijo de pescador.
Foto izquierda vía The Basque Way
Después de tanta comilona, lógico que necesites un hotel con superencanto para descansar. Lo de la exquisitez y el confort de la habitaciones del Iriarte Jauregia es de escándalo.
También te sorprenderá su restaurante Bailara, donde mezclan ingredientes de primerísima calidad de una forma creativa. Para muestra este 'trampantojo' de carbón (hay un antes y un después en la terminología gastronómica con tanto programa televisivo de cocina): taco de buey pintado con tinta de chipirón, secada con un secador ¡de pelo! (que con el calor elimina el olor a pescado), y con unos toques de colorante gris que simulan la ceniza... Daba pena comerlo. Pero había que probarlo para hoy poder escribir que estaba de-li-cio-so.
También te sorprenderá su restaurante Bailara, donde mezclan ingredientes de primerísima calidad de una forma creativa. Para muestra este 'trampantojo' de carbón (hay un antes y un después en la terminología gastronómica con tanto programa televisivo de cocina): taco de buey pintado con tinta de chipirón, secada con un secador ¡de pelo! (que con el calor elimina el olor a pescado), y con unos toques de colorante gris que simulan la ceniza... Daba pena comerlo. Pero había que probarlo para hoy poder escribir que estaba de-li-cio-so.
Si prefieres la inmensidad del mar para tener tu campamento base en esta ruta por la costa vasca, Itziar estará encantada de recibirte en su casa. Y digo 'casa', a pesar de que el Hotel Arbe es un señor hotel, porque huele a bizcocho recién hecho y el mimo hacia el huésped que allí se respira hace que te sientas la mar de a gusto. En momentos de estrés cierro los ojos y revivo las vistas que hay desde el hotel. Mano de santo.
Estamos a puntito de llegar al final de nuestro recorrido por la costa vasca a través de tintes de su gastronomía, pero sería imperdonable irnos sin una buena dosis de txakolí (también, en vena).
Pero ¿y si además lo maridamos con quesos de Idiazábal? ‘El nariz’ Iban Mate, desde el restaurante Dolarea, te enseñará a saborearlos. Asimilar que el queso se toma con vino blanco me llevó un tiempito, no te creas (qué atrevida es la ignorancia gastronómica, ay).
Pero ¿y si además lo maridamos con quesos de Idiazábal? ‘El nariz’ Iban Mate, desde el restaurante Dolarea, te enseñará a saborearlos. Asimilar que el queso se toma con vino blanco me llevó un tiempito, no te creas (qué atrevida es la ignorancia gastronómica, ay).
Y es que en la costa vasca hay (casi) de todo.
Hasta un zirimiri que no respeta ni agosto, oiga. Gracias a la insistencia de este calabobos tenemos ‘esta playa verde’, sin duda, mi playa favorita de entre mis favoritas: Azkorri.
Después de todos estos planes costeros (aunque podrían ser 777 más), hasta ahora, no habíamos tenido la necesidad de ir a la playa y extender la toalla sobre la arena... Entonces, coincidirás conmigo, en que “La costa vasca no es solo para el verano! ”.
;-)

Esto es un mini aperitivo. La costa vasca da para entrante, principal, postre, copa y puro. Será en próximas entregas... ;-) Si tú también tienes ‘tus imprescindibles’, ¡la sección de comentarios es toda tuya!
P. D. : en profundidad, algunos ejemplos de patrimonio del bueno que puedes visitar si te acercas por estos lares:
Fotos por reharq* en 2012, 2013 y 2015, salvo especificación en pide de foto
Valoro los trabajos de investigación, las fotografías y las opinones de los demás como si fueran las mías. Por eso siempre, nombraré y recomendaré la fuente, en el caso de que me base en material que no sea de mi propia autoría. ¡Haz tú lo mismo si tomas contenidos de este blog! :-)
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